Con la participación de tres expertos latinoamericanos
Grupo Colmeiro analiza en una mesa redonda la complicada situación económica de América Latina
La situación económica de América Latina ha centrado una mesa redonda organizada en la tarde de este miércoles en el Consello da Cultura Galega por Grupo Colmeiro y la Cátedra Bolívar de la Universidad de Santiago.
Los profesores José Basso, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires, Francisco Sarralvo, decano de la Facultad de Empresa de la Universidad Pontificia de Sao Paulo e Isidoro Hodara, economista y vicepresidente de la Zona América desde Uruguay han dibujado el paisaje económico del cono sur en un momento difícil. Han apuntado a factores como una administración Trump que frena el comercio internacional, una situación políticamente inestable en el gigante Brasil, y cambios recientes tanto en Uruguay como en el otro coloso latinoamericano, Argentina.
Los tres profesores son miembros del Grupo Colmeiro y el encuentro ha tenido por objetivo reforzar la cooperación investigadora con el grupo que dirige el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago (USC), Luis Caramés.
Desde el Grupo Colmeiro han apuntado que América Latina ha perdido dinamismo económico, dejando nuevamente en evidencia los desafíos estructurales que continúan vigentes para preservar los avances sociales y económicos alcanzados en lo transcurrido en el siglo XXI, así como para lograr niveles superiores de desarrollo con estabilidad, eficiencia, inclusión, equidad y sostenibilidad. Para ello se debe lograr un crecimiento sostenido anual superior al 5%, si se espera alcanzar niveles de ingreso similares a los de los países industrializados en los próximos 25 años. Al mismo tiempo, se deben resolver los problemas de pobreza y desigualdad de una manera sostenible y efectiva.
Tradicionalmente, la Unión Europeo apostó por dos grandes líneas de cooperación con Latinoamérica: la integración regional y la cohesión social. Pero el puzzle del regionalismo latinoamericano refleja la imposibilidad de exportar el modelo europeo de integración supranacional, y pese a los progresos sociales en muchos países latinoamericanos, en ninguno se ha instaurado una democracia con bienestar a la europea. La marca Europa compite con alternativas que vienen del Este y el Oeste que ofrecen algunos resultados atractivos en términos de crecimiento, balanza comercial y modelo de Estado. El poder blando y el poder duro de potencias tradicionales como Estados Unidos y la UE se miden con actores emergentes y con ello retan su influencia en la región.