Análisis del Grupo Colmeiro
Las verdades de Alcoa
Los expertos del Grupo de Análisis y Debate del Grupo Colmeiro valoran el anuncio del cierre de las fábricas de Alcoa de A Coruña y Avilés y sacan conclusiones para el futuro.
El anuncio del cierre de las plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés tienen como consecuencia inmediata la preocupación por la recolocación de los más de 700 trabajadores pero también ponen sobre la mesa un debate antiguo y no por ello menos urgente: dotar de estabilidad al mercado energético, una variable clave para definir costes de producción y viabilidad para el sector industrial. Pero esta no es el único factor a tener en cuenta ante el anuncio de cierre de las fábricas de A Coruña y Avilés.
Los expertos del Grupo Colmeiro, los profesores Luis Caramés, María Bastida y Venancio Salcines, valoran la situación producida por el anuncio del cierre de las dos fábricas y sacan conclusiones para el futuro.
La profesora de Empresa de la Facultad de Economía de la USC, María Bastida Domínguez , considera que el cierre de Alcoa en A Coruña “ implica pérdida de empleo industrial, y pérdida de poder relativo en el tejido estratégico para Galicia”. Se declara pesimista en lo que se refiere a una solución de mantenimiento de planta y trabajos y considera urgente buscar una salida adecuada para todos esos trabajadores. “Hay países en nuestro entorno, Portugal o Francia que exigen un plan de recolocación para autorizar un ERE”. Este modelo puede ser, a su juicio, un buen ejemplo para aplicar en nuestro país. Bastida estima indispensable “una revisión de las circunstancias, condiciones, viabilidad, seguimiento y control de las ayudas a las empresas, como también de las condiciones de su revocación y/o devolución”. Como sus colegas coincide en el peso del factor energético y añade: “no solo de la famosa estabilidad que todos invocamos, sino que es preciso pensar en la imagen que los últimos vaivenes (impuesto a las TIC, impuesto medioambiental, al sol, al gas oil, anticipación de las medidas sobre el carbón, etc) está generando. El capital siempre huye de la incertidumbre”, concluye la profesora de la USC.
Por su parte el presidente de la Escuela de Finanzas de A Coruña, Venancio Salcines, considera que en el caso Alcoa existen dos grandes verdades que explican la situación actual. La primera es la tarifa eléctrica. “En estos días que tanto se habla de impuestos hay que hablar también de la presión impositiva que sufre esta tarifa. Tenemos que crear una para los grandes consumidores, y no tanto porque sea clave para Alcoa, sino porque es clave para toda la industria nacional. Esa tarifa de gran consumidor pasa por un menor ingreso para las eléctricas, pero también por una menor presión fiscal sobre la misma”.
Salcines añade que la otra verdad es que “Alcoa lleva demasiados años abandonando sus plantas de A Coruña y Avilés. Si volvemos a darle ayudas y esto no lleva implícito el compromiso de aplicar un plan de inversiones, será una mera anécdota. El próximo año estaremos igual. Porque el objetivo no puede ser que el Estado asuma los costes de obsolescencia, sino que ubiquemos la tarifa en un tramo competitivo a nivel internacional”
En opinión del profesor de Economía Aplicada de la USC y presidente del Grupo Colmeiro, Luis Caramés, es cierto que “el pool eléctrico ha subido considerablemente y que la política energética española no acaba de definir un marco estable, que permita a los grandes consumidores hacer una planificación adecuada de la producción.” Sin embargo, Caramés es crítico con la empresa en cuanto a su retraso tecnológico en las fábricas afectadas. “La empresa acarrea un marcado retraso tecnológico que es de su exclusiva responsabilidad. A este contexto habría que añadir la creciente competencia internacional, pero el hecho de que China esté ahí no es de ahora. La empresa, añade el profesor Caramés, tiene todo el derecho a tomar sus decisiones estratégicas. Sin embargo, disfrutó de cuantiosas ayudas públicas y bien pudo mejorar su tecnología. “Más bien parece una decisión ya tomada, a la que adornan con justificaciones en alguna medida poco creíbles”, concluye el catedrático de la USC.