Esta es la principal conclusión del primer Informe de Coyuntura Socioeconómica 2018 elaborado por el Foro Económico de Galicia y que ha sido presentado este martes en Santiago por sus autores, Fernando González Laxe, José Francisco Armesto, Patricio Sánchez y Santiago Lago.

En esta ocasión junto con el análisis de las cuentas económicas del primero trimestre del año y la síntesis estadística de los indicadores de coyuntura, el trabajo se complementa con comentarios sobre la dimensión del tejido empresarial gallego y el nivel de riqueza regional, bienestar y desarrollo.

Según recoge el estudio, la economía de Galicia presenta un crecimiento “equilibrado”, con aportaciones positivas tanto de la demanda interna como la externa. Con todo, “la demanda interna sigue constituyendo el principal motor de crecimiento, con una contribución positiva de 1,7 puntos porcentuales, 1,1 puntos inferior a la del conjunto del Estado”.

El aspecto más positivo del año 2017, detalla en el informe, es el impulso de la inversión, con un crecimiento del 3,2% (5% en el Estado). Por contra, se ha ralentizado el gasto de las familias, al registrar un crecimiento interanual del 1,3%, siete décimas menos que en el año anterior (2,4% en España).

Sobre la demanda externa, los autores del informe señalan que en Galicia aporta 1,4 puntos al crecimiento del PIB y que respecto a las relaciones comerciales con terceros países, el saldo positivo de la balanza de pagos supera los 4.500 millones de euros. “La inversión directa extranjeraen Galicia presenta una reducción del 21% en los nueve primeros meses del año (-3,1% en España) para situarse en los 90,5 millones de euros, el 0,6% del total estatal”, recoge el estudio. Desde el punto de vista de la oferta, el aspecto más destacado en el documento es el crecimiento del valor añadido bruto generado en todas las ramas de actividad.

Comportamiento del mercado laboral

El Informe de Coyuntura Socioeconómica l/ 2018 también indica que la recuperación económica iniciada en 2014 “se refleja en un buen comportamiento de los grandes agregados del mercado de trabajo atendiendo a la evolución de la ocupación, tanto si se mide en términos de EPA (1,2%), puestos de trabajo equivalente (1,8%) o afiliaciones (2,1%), como en la reducción del desempleo estimado y registrado en el servicio público de empleo (-9,2% y -8,5%, respectivamente)”.

Sin embargo, añaden los expertos, dicha recuperación económica no ha conseguido “frenar la pérdida de población en Galicia, siendo especial intensa en el caso de la población activa con edades comprendidas entre 25 y 34 años, con descensos continuados desde el año 2008. Además, la tasa de temporalidad sigue aumentando (27% en el último año), y comparado con la media española, Galicia no solo presenta una peor evolución en términos de ocupación y desempleo, sino también presenta una de las tasas de actividad y ocupación más reducidas”.

Entre los aspectos positivos, el documento resalta el incremento del empleo en las actividades de la industria manufacturera, así como la reducción del desempleo de larga duración en más de 13.500 personas, si bien aún representa el 50,2% del paro total.

Dimensión del tejido empresarial gallego

Tomando datos del Índice de Competitividad Regional del Consejo General de Economistas, el documento indica que “Galicia presenta desde el año 2008 un nivel de competitividad inferior a la media estatal, situándose en 2016 en el 93,4%, porcentaje inferior al estimado para el período 2008-2010. En relación al resto de las autonomías, Galicia se encuentra en una posición intermedia-baja, situándose en el puesto décimo entre 2012 y 2016”.

Prosigue el análisis que “Galicia se caracteriza por su elevado minifundismo empresarial, que además es superior a la media europea y las principales autonomías. Esto incide negativamente en aspectos tan importantes como la baja productividad, especialmente en el sector manufacturero, o en el bajo nivel de inversión privada en I+D".

El 96,4% de las empresas gallegas se consideran microempresas (0-9 asalariados), 1,6 puntos más que la media estatal, situándose este porcentaje en el 92,8% en el conjunto de la UE-28 (82,4% en Alemania)”, recoge el informe.