Tiempos de cambio en la era post-covid
La capacidad de entender lo que va pasando es fundamental. Los cambios en el trato y la distancia social hacen que como un terremoto se muevan las masas tectónicas de los modelos de negocio. Nos sorprenden día tras día con las impredecibles consecuencias de la pandemia y el estado de alarma con su consecuente paralización.
La empresa española dio muestras nada más desatarse la inesperada crisis de su tradicional capacidad de respuesta rápida, es algo que caracteriza al emprendedor en nuestro país: responde con rapidez a los retos que se le ponen por delante. Con mucha celeridad muchas empresas empezaron a fabricar mascarillas, epis y respiradores convertidos en elementos vitales para el bien que estaba en juego: la vida. Los directorios y juntas de empresarios y profesionales empezaron a funcionar a través de las plataformas de videoconferencia, las reuniones pasaron a ser collages de rostros confinados.
Se van anunciando muchos cambios. Puede que vuelva la demanda de coches que nos protegen de los transportes compartidos. Es posible que la confianza en los negocios de barrio llegue de la mano de la certeza de que ellos nos surtieron en los momentos más críticos. Que el teletrabajo ha llegado para quedarse y que las reuniones serán realidad solo cuando sea estrictamente necesario. El turismo interno podría verse fortalecido ante la incerteza y riesgo de viajar al extranjero. Y también muchos miran el campo como un refugio mientras el tema sanitario ha devenido en un asunto estratégico.
Varias medidas van a ser indispensables para atender con presteza a la nueva situación, pues lo que no vamos a permitir es que esto acabe con nosotros. Esto no se detiene, el trabajo continúa. Así que adelantamos algunas medidas que van más allá de los ERTE o los salvavidas subvencionados de emergencia. Toca detenerse, mirar hacia nuestros centros de producción, nuestras capacidades y hacia los cambios en el mercado … y observar:
¿Qué cambios necesita mi modelo de negocio? ¿Qué líneas de producto ya no tienen sentido y cuáles nuevas necesidades toca atender?
¿Cómo solucionar los cobros y las ventas? Es decir, ¿cómo hacer frente a la falta de liquidez? ¿Qué acuerdos se pueden alcanzar con nuestros proveedores y clientes?
¿Cuál es la situación de la tesorería y qué remedios toca poner a la falta de liquidez?
¿Cómo nos moveremos para cubrir los pagos y qué medidas de contención del gasto van a ser absolutamente indispensables? ¿Qué nuevos sistemas de digitalización van a ser necesarios para aligerar procesos?
¿Qué vamos a hacer para dar a conocer nuestra empresa, hasta qué nuevos mercados vamos a llegar?
¿Cómo va a reaccionar el mercado ante el cambio de cultura? Ya se observan cambios en los valores de la cultura empresarial, ¿cómo nos adaptamos hacia una economía de mercado más sostenible?
¿Cómo van a ser nuestras nuevas formas de relación en la “nueva normalidad”? La colaboración ya no es una opción, este virus nos separa pero más que nunca nos necesitamos los unos a los otros.
Decíamos en estos días que nos viene a la mente aquel libro de Julio Verne, Los quinientos millones de la Begún. Nada mejor que un libro de ciencia ficción, y mejor aún, de un visionario como Verne para buscar claves que nos expliquen una situación tan alucinante como la que estamos viviendo. La historia de dos ricos herederos de una princesa india que desarrollan, con su dote, cada uno un proyecto radicalmente distinto. En esta ficción uno crea Oregón, procurando una sociedad equilibrada, transparente y sostenible, mientras el otro crea una sociedad industrial, hermética en sus claves inaccesibles, que fabrica armas de destrucción masiva. El primero será salvado y el otro perecerá fruto de sus propios vicios.
¿Una vez más Verne es visionario? No lo sé, solo sé que no se puede cambiar una situación haciendo siempre lo mismo.