Sólo brecha
Hace unas semanas cuando Islandia se convirtió en el primer país en obligar a las empresas de más de 25 empleados a practicar la equidad salarial entre sus trabajadores, recibí algunos comentarios que ponían en duda que hubiese diferencias de salario entre sexos.
Todos los comentarios son bienvenidos, en primer lugar porque eso demuestra que alguien se toma el tiempo de leer esta columna. En segundo porque, efectivamente, existen algunas personas que discuten los mecanismos para cuantificar esas desigualdades. En mi caso me he remitido siempre a los informes oficiales: Gender Gap, de la Comisión Europea, INE (instituto Nacional de Estadística) o incluso a los informes que anualmente elaboran los propios sindicatos.
Pero últimamente varias noticias sobre el asunto han llamado mi atención. Dos de ellas vienen del Reino Unido. Seis presentadores de la BBC decidieron rebajar voluntariamente sus sueldos para combatir la brecha salarial en la empresa pública. Todo empezó cuando la corresponsal de la cadena en China, Carrie Gracie, dimitió al comprobar que dos compañeros hombres, en puestos similares, cobraban más que ella. El acto de la periodista provocó una ola ejemplar de solidaridad en algunos de sus colegas en Londres.
Me pregunto si es esa la forma que nos queda para reivindicar un salario igualitario. Espero que la BBC haya convencido a la corresponsal no sólo de volver a su puesto, sino que haya igualado su salario con el de sus homólogos y que, además, le haya agradecido la valentía de un gesto que es un ejemplo para todos.
Tal vez el acto de los colegas periodistas de la BBC haya tenido efecto inspirador para el consejero delegado de Easy Jet, Johan Lundgren, quien ha decidido rebajarse también el sueldo como un “gesto a la igualdad salarial”. El directivo ha querido enviar un mensaje de compromiso en materia de equidad en un momento en que el mundo empresarial británico se encuentra salpicado por casos de acoso y sexismo.
Easy Jet ha explicado que en realidad no es diferencia salarial lo que se produce en la compañía, sino que su alto porcentaje de diferencia de sueldos entre los sexos -un 51/%- responde a que el 94% de los pilotos (el personal con más alta retribución) son hombres.
Tal vez en este caso la desigualdad radica en que las mujeres son azafatas, administrativas y limpiadoras, categorías laborales que están remuneradas muy por debajo de los sueldos de los pilotos. Tal vez desde el punto de vista ortodoxo no sea un caso de brecha salarial. Quitemosle, pues, “salarial” y quedémonos sólo con “brecha”, a mi con eso ya me llega...