Digital woman
Hace ya mucho que la Real Academia de la Lengua introdujo el vocablo ‘digitalizar’ en todas sus variables: verbo, adjetivo, etc. Es ya una palabra que, de manera dispar, comienza a formar parte de nuestra vida.
Para las empresas y para la administración es, sin duda, el comodín para entrar en la nueva era. El concepto está revolucionando a las empresas, la comercialización y fabricación de productos, el medio ambiente o la atención al cliente. En definitiva estamos ante un cambio de tal envergadura que afectará al conjunto de nuestra economía y de nuestras vidas hasta en los aspectos más nimios. Digitalizarse o morir para ser la disyuntiva.
Me permitirá usted que yo aborde este asunto desde mi prisma: ¿Y las mujeres? ¿Estamos en condiciones de optar a lo que nos ofrece esta revolución tecnológica?
La respuesta -lamentablemente- es negativa. Y no sólo en Galicia o en España, tampoco en Europa están en mejores condiciones. Estamos, una vez más, a la cola.
Todos los informes de los expertos, desde la Comisión Europea al FMI, pasando por las fundaciones y entidades bancarias que se dedican a prever la evolución de nuestra economía advierten a los gobiernos de que el desarrollo económico de las décadas que vienen estará marcado por la innovación tecnológica y que ésta será transversal a todas las áreas de la actividad humana.
Hablemos de una biblioteca, de una fábrica de coches o de una escuela de educación primaria, la digitalización será la llave maestra que asegure la vida del sistema. Las mujeres no están a la cabeza de este cambio, son escasas las tecnólogas, las ingenieras, las empresarias que están a la vanguardia de empresas innovadoras. Sus proyectos son más modestos, con menos financiación, con menos apoyo.
Esta semana tengo el honor de moderar una mesa redonda en el Congreso Innovatia 8.3 que organiza el Instituto de la Mujer y Woman Emprende de la USC. Una jornada completa para reflexionar y debatir sobre el papel de las mujeres en esta era digital. La Universidad tiene, es evidente, un reto mayúsculo: conseguir revertir la situación actual y lograr que las mujeres suban a la locomotora tecnológica. En este congreso estarán presentes las pocas rectoras que existen en España -la prueba de un compromiso claro con la igualdad de oportunidades en el ámbito universitario- y también emprendedoras audaces para mostrar el camino.
Las aulas universitarias están llenas de talentos femeninos que necesitan que se les abran las puertas, que se les apoye, que se les permita liderar proyectos, que se les reconozca. Estamos a tiempo aún, siempre que tomemos conciencia de que con la energía femenina ganamos todos.
Carla Reyes