Senén Barro, acompañado del director del Foro Económico de Galicia, Santiago Lago Peñas, presentó este jueves en Santiago los detalles de este estudio, en el que se aborda una de las cuestiones que más polémica suscita en la actualidad: en qué medida las máquinas inteligentes podrán sustituir al trabajo humano, con el consecuente impacto económico y social.

Según el estudio del Fondo Monetario Internacional, "Informe sobre el futuro del empleo en 2018" en 2022, el trabajo realizado por las máquinas podría rozar el 42%. Esto podría traducirse en el trasvase de unos 75 millones de puestos de trabajo realizado por humanos a las máquinas. Pero, al mismo tiempo, la generación de nuevos puestos podría ser mucho mayor, aunque los nuevos empleos no se asocian a los perfiles de los trabajadores de los empleos eliminados. La mayoría de los nuevos empleos estará vinculados a la denominada economía digital y eso requerirá de la formación de especialistas en automatización inteligente, expertos en relaciones persona-máquina o ingenieros en robótica, entre otros.

Un aspecto destacable del estudio de Barro y Rouhiainien incide en la necesidad de desarrollar políticas públicas para amparar social y económicamente a los millones de personas que puedan quedar excluidos o desplazados por el avance de la automatización y de la inteligencia artificial (IA).

"Innomatización"

Otro elemento que subrayar del informe es el concepto de "Innomatización", que hace referencia a la capacidad de las organizaciones empresariales para la innovación alrededor de la automatización.

En este aspecto, los autores del estudio del Foro Económico consideran que las empresas y organizaciones deberán contar con tres factores para obtener el máximo de beneficios: una incorporación de las Tecnologías Inteligentes, la inversión en capital humano y su formación en estas tecnologías y, en tercer lugar, el liderazgo directivo, ya que los estudios indican que sólo el 16% de los directivos se siente preparado para eso y, por lo tanto, prepararlos es desde ya un reto imprescindible e inmediato. Según el estudio, desarrollar estos tres factores en el seno de una organización es crucial para la competitividad a medio y largo plazo. Por el contrario, las carencias en uno o más de estos factores lastrarán dicha competitividad en mayor o menor medida.