Cómo y cuándo pedir un crédito sin nómina
De hecho, usados de forma correcta, no tienen por qué suponer un impacto negativo para la economía doméstica a corto y medio plazo. Aquí queremos analizar cuándo y cómo se deben solicitar.
Pero ¿qué es un crédito sin nómina?
Un crédito sin nómina es un producto financiero que, generalmente, es ofrecido por entidades privadas y que posee las siguientes características específicas:
- No exigen una nómina para su concesión. Es decir, cualquier persona, aunque no tenga trabajo y un sueldo regular, puede solicitarlos. Eso sí, suelen pedir que el solicitante tenga otros ingresos como, por ejemplo, pensiones o prestaciones por desempleo.
- Cantidad reducida. El monto total del préstamo no suele ser superior a 600 €.
- Periodo de devolución corto. Generalmente, de 30 días, si bien es cierto que algunas compañías lo prolongan un poco más allá. Los mejores créditos sin nómina llegan a ofrecer hasta 6 meses para devolver el dinero.
- Requisitos escasos. Suele ser suficiente con tener 18 años o más, contar con una residencia legal en España y disponer de una cuenta bancaria de la que se sea titular. Una cuenta de correo electrónico y un número de teléfono son otras de las exigencias.
- Tipos de interés más altos de lo habitual. Como es obvio, las características de este tipo de créditos hacen que posean un nivel de riesgo mayor para quienes lo conceden. Esto hace que fijen tipos de interés más altos que los bancos convencionales.
¿Cuándo pedir un crédito sin nómina?
Todos hemos escuchado en alguna ocasión que este tipo de créditos suponen un problema económico de gran envergadura. Sin embargo, es una visión totalmente alejada de la realidad. De hecho, usados en el momento adecuado, es difícil encontrar una mejor opción financiera.
En general, los créditos sin nómina están pensados para hacer frente a gastos urgentes de pequeña cuantía cuando no se puede recurrir a otra alternativa. Hablamos, por ejemplo, de una avería en el coche usado para ir al trabajo, de una visita al dentista inesperada o de la rotura de las gafas de un hijo. Ninguno de esos gastos puede esperar.
Además, siempre se ha de pedir cuando se tiene la certeza de que se va a recibir un ingreso en un futuro cercano que va a permitir su devolución. Como dijimos antes, no tiene por qué ser un salario. Basta con la mensualidad de una pensión o de una prestación por desempleo, por ejemplo.