En noviembre
Cae el precio de la vivienda usada en Galicia
Con 1.355 euros por metro cuadrado, Galicia fue la séptima autonomía más asequible de España, por detrás de Castilla-La Mancha (886 €/m²), entre otras.
Por provincias, solo en la de Ourense aumentaron los precios de compraventa de pisos en el mes de noviembre (0,46%) . Por su parte, Lugo (-2,52%) fue la segunda provincia española que más se devaluó con respecto al mes anterior y también con respecto a hace un año (-7,52%). Con 1.440 euros por metro cuadrado en noviembre de 2019, Pontevedra fue la provincia más cara de Galicia. En el lado opuesto, Lugo (1.082 €/m²) se presenta como la provincia gallega más asequible para comprar piso.
En cuanto a las capitales de Galicia, A Coruña (0,51%) arrojó el décimo repunte más relevante del panorama nacional. Por su parte, Pontevedra (-0,89%) fue la undécima capital española que más se ajustó. En cuestión de precios, A Coruña (2.076 €/m²) fue la duodécima capital más costosa a nivel nacional, mientras que Lugo (1.186 €/m²) ocupó el décimo lugar en el listado nacional de las más asequibles.
Datos de España
En cuanto a la vivienda de segunda mano en España, en noviembre de 2019 registró un precio medio de 1.706 euros por metro cuadrado, arrojando un descenso mensual del -0,27%. De un año a otro, la cifra registrada marcó una subida del 2,75%.
“La evolución al alza de los precios de la vivienda ha reducido su intensidad”, comenta Ferran Font, director de Estudios de pisos.com. El experto señala que los “picos abultados a los que nos tenían acostumbrados algunos mercados locales se están entibiando, abrazando un crecimiento cada vez más modesto”. Para Font, esta desaceleración viene marcada por una contracción en la compraventa: “La compra por reposición está agotada, mientras que el inversor hace solo algunas operaciones de forma muy puntual”, dice Font, añadiendo que “los precios todavía son altos para los compradores de primera vivienda que, aun siendo solventes, tienen dificultades para cubrir la parte no financiada con sus ahorros”.
Si la situación de la segunda mano tiene sus matices, la de la obra nueva tampoco se libra de ciertas peculiaridades. Font admite que “el ritmo al que se vuelcan nuevas promociones al mercado es todavía lento. Esta escasez hace que el producto se venda rápido y a precios muy cercanos a los máximos, por lo que no da tiempo a que la presión sobre la segunda mano se aligere”. Por otro lado, Font apunta que hay muchas personas en la encrucijada: “Los inquilinos quieren ser propietarios porque las rentas suben y acortan su capacidad de ahorro. Esta demanda es consciente de que los tipos de interés son atractivos, pero el precio de venta les exige un porcentaje de sus ingresos mensuales que les pondría en un aprieto ante cualquier eventualidad”.