Hay debate. Lo hubo durante la pandemia y se está trasladando a otros sectores, como las tecnologías en general, las tecnologías limpias, las alimentarias o la inteligencia artificial. ¿Debe haber grados en la protección de la propiedad intelectual y de las patentes? Este lunes, en el ‘Desayuno en línea. Desde Ginebra’, la opinión de los participantes fue unánime: “sin protección no habrá inversión ni invención”.  

No todos los países opinan lo mismo. Se vio durante la pandemia, según recordó Sergio Prieto, consejero para Asuntos Comerciales de España ante Naciones Unidas y los Organismos Internacionales en Ginebra (OMC). Mientras los países más desarrollados sostenían que las patentes eran la solución y que el problema estaba en la capacidad de producción, transporte y logística, otros solicitaban la exención de las patentes.

A Sofía Flores, exconsejera de la Embajada de México ante Naciones Unidas y experta en propiedad intelectual, le tocó vivir cuatro días de intensa negociación para establecer un mecanismo que permitiera esa exención. Ahora se está a la espera de un estudio norteamericano que analiza si la propiedad intelectual fue una barrera para atajar la pandemia. “Pero da pie a otro tipo de temas, como las nuevas tecnologías, las tecnologías limpias”, las alimentarias o la inteligencia artificial.

En aquel entonces hubo más de 230 proyectos de investigación para lograr vacunas contra el covid, muchos de ellos con fondos públicos, pero solo siete fueron adelante. “En año y medio, fuimos capaces de fabricar 15.000 millones de dosis. Ahora hay exceso de oferta porque no hay demanda”, apuntó Sergio Prieto. “Gracias a las vacunas covid se han salvado más de dos millones de vidas”.

El debate sigue, “no ha hecho más que empezar”, con países como Gran Bretaña, Suiza, Estados Unidos o Japón que aseguran que la propiedad intelectual no es un problema, mientras otros opinan lo contrario. La Unión Europea se mueve en una situación intermedia.

Investigación en tiempo récord

La propiedad intelectual “hizo posible el desarrollo de vacunas en tiempo récord”, recordó Vanesa Andrade, directora general del Grupo Zendal. Una teoría que respaldó Miguel Ángel Otero, director del máster en Dirección y Gestión de Comercio Exterior en la Universidad de Santiago: “en pocos meses se produjo un avance de décadas gracias a la fuerte inversión de empresas y gobiernos. Y eso ha permitido también una tecnología de base que se está aplicando en otros campos”.

Andrade remarcó que “sin patentes no hay avance científico”. La propiedad intelectual permite obtener financiación y recuperar la inversión. La directora general de Zendal explicó que “llevamos trabajando en la vacuna contra la tuberculosis desde 2008 y estamos todavía en fase tres. El tiempo de recuperación de esa inversión va a ser muy breve. Solo uno de cada 10.000 compuestos sale al mercado”, si bien es cierto que ese conocimiento puede generar otras investigaciones. “Sin patentes, ¿quién asume el riesgo?”

No hay duda de que el debate se reavivará, por lo que será preciso “desarrollar con más detalle la normativa industrial: no parece adecuado aplicar los mismos criterios a todos los sectores”, señaló Otero. “Va a ser muy interesante ver qué puede utilizar la inteligencia artificial”, apostilló Sofía Flores. “Es un campo de actuación que no está regulado; las nuevas tecnologías van por delante de la regulación”, coincidió Sergio Prieto.

Cada vez la tecnología es más importante, avanza más rápido y requiere mayor inversión, pero “si reduces la protección, habrá retrasos”.

La jornada, que cuenta con la colaboración de Abanca, representada en este acto por José Manuel Nogueira, estuvo coordinada por María Borrás, miembro de la junta directiva del Círculo de Empresarios de Galicia.