Jornada "Geopolítica comercial. El futuro de la alimentación”
La guerra de Ucrania pone de relieve las debilidades de la cadena alimentaria
La pandemia de covid-19 ha reforzado el carácter estratégico de la alimentación para los países. Sin embargo, la guerra de Ucrania ha puesto de relieve las debilidades del sistema a nivel mundial, provocando escasez y alza de precios de materias primas esenciales para la alimentación, como los cereales, que auguran posibles crisis de seguridad alimentaria.
De la importancia que tiene la producción de alimentos para los países y de los retos de futuro a los que se enfrentan los sistemas alimentarios, incluyendo el hacer frente al crecimiento demográfico y al cambio climático, se ha hablado este miércoles en la jornada online "Geopolítica comercial. El futuro de la alimentación” organizada por el Círculo de Empresarios de Galicia con el apoyo de Abanca.
La sesión ha contado con las intervenciones, desde Ginebra, de Sergio Prieto, consejero para Asuntos Comerciales de España ante Naciones Unidas y los Organismos Internacionales y Javier Sierra, consejero de Aagricultura de España ante la OMC. Y desde Galicia, de Alejandra Fernández Nogueira, responsable de Comercio Exterior Sur de Galicia en Abanca, Juan Manuel Cividanes, cofundador de The Food Tech Lab, Miguel Otero, director del Máster en Dirección y Gestión de Comercio Exterior de la Universidad de Santiago de Compostela, y Pablo Cabanelas, coordinador del Máster de Comercio Internacional de la Universidad de Vigo.
El reto demográfico
El experto Javier Sierra comenzó su exposición aportando algunos datos de los sistemas agroalimentarios mundiales: lo agroalimentario representa el 10% del comercio de mercancías, y más de un tercio de los alimentos se integran en cadenas de valor globales, es decir, cruzan la frontera al menos dos veces. Además los países en desarrollo y emergentes ya representan un tercio del comercio mundial. Y todo esto se ha en un contexto en que nos enfrentamos al cambio climático y al reto demográfico. “Vamos a pasar de 7.000 a 9000 millones de habitantes para 2050 y este crecimiento se va a producir en países africanos y asiáticos fundamentalmente”, ha apuntado Sierra.
”Tenemos que producir más”; “los sistemas alimentarios se enfrentan a desafíos futuros sin parangón”, ha concluido el consejero, que dibuja un futuro en que convivan los sistemas de producción clásicos con sistemas disruptivos de producción de alimentos para poder incrementar la producción de alimentos -que se estima entre un 60 o 70%- y responder así a las demandas de la población en 2050. Para todo ello jugará un papel esencial la ciencia y la innovación.
El impacto de la guerra en Ucrania
Más allá de esta visión a futuro, los ponentes de esta jornada analizaron el impacto directo que la guerra de Ucrania está teniendo en la economía mundial, el sector agroalimentario en particuluar, y también sus efectos en Galicia.
Apuntó Sierra que Rusia y Ucrania representan solo el 2% del PIB mundial pero son exportadores clave de materias primas alimentarias, metales y energía. Miguel Otero recordó que, debido al conflicto bélico, la UNCTAD ya ha rebajado en un 1% las previsiones de crecimiento mundial, hasta el 2,6%.
“Se calcula que Ucrania tiene capacidad para alimentar en torno a 400 millones de personas; si se para esa máquina van a escasear muchos productos. Si se añade la subida de precios de la energía, que afecta al tema del transporte, pues nos encontramos con un incremento muy elevado de los costes de las materias primas y en consecuencia de los productos finales que podamos lanzar al mercado. Es vedad que en una economía desarrollada como española la gente no va a dejar de comer, pero esto es un foco de inestabilidad política en otros territorios”, resumió el director del Máster en Dirección y Gestión de Comercio Exterior de la USC.
En Galicia, el profesor prevé que se resientan nuestras exportaciones, aunque “menos de lo que ocurriría si estuvieramos orientados hacia mercados menos deasrrollados”, ya que el 75% de la exportación gallega de alimentos va hacia la UE.
De todas formas, lo que sí ha puesto de relieve el conflicto entre Rusia y Ucrania son las “debilidades que teníamos en la cadena de valor alimentaria. Así, Miguel Otero se refirió a la alta dependencia de pocos proveedores en el suministro de la energía, y a la gestión del transporte, con la necesidad de reducir el transporte por carretera para bajar el consumo de carburantes y las emisiones de CO2, y al mismo tiempo, de potenciar el transporte ferroviario de mercancías.
Por su parte, Pablo Cabanelas, coordinador del Máster de Comercio Internacional de la Universidad de Vigo, puso el acento en la necesidad de avanzar en tecnología y conocimiento científico aplicado a la agricultura y la ganadería y en el desarrollo de fuentes de proteína alternativas. A este respecto, Juan Cividanes, cofundador de The Food Tech Lab, una red de inversores en el sector agroalimentario, se refirió a los países que son vanguardia en innovación aplicada a este sector: desde Estados Unidos a Holanda, pasando por Francia y en especial Israel.
Alternativas y conclusiones
En el turno de preguntas, los asistentes a esta jornada virtual se interesaron por la posibilidad que tiene España de aumentar su producción de cereales. Los ponentes ven posible ese camino, aunque con las limitaciones que impone la climatología y el territorio. Según Cabanelas, “es una oportunidad y hay que pensar en el corto plazo y en el medio-largo, aunque hay problemas estructurales, el cambio climático, la sequía..., pero en la medida de lo posible hay que tratar de evitar que nos pase lo que nos ha pasado con el coronavirus, tener una industria aquí que nos permita atender la demanda comunitaria” y no depender de terceros países.
Tanto Sergio Prieto como Javier Sierra confirmaron que se están buscando alternativas en otros países grandes proveedores de cereales, como Argentina, Canadá, Estados Unidos, Brasil o Kazajstán, pero “esa alternativa también la están buscando otros países no vamos a ser los únicos, al final habrá más demanda que oferta y los precios subirán”, recalcó Prieto.
En el apartado de conclusiones los ponentes consideraron que esta crisis servirá para que la UE refuerce su política de suficiencia alimentaria y su estrategia “de la granja a la mesa” y que de ella pueden surgir oportunidades para la industria alimentaria, que en Galicia representa el 12% del PIB, si se apoya en la innovación y las nuevas tecnologías.