La decisión de la Eurocámara se adoptó tras la aprobación de una de las enmiendas presentadas por el eurodiputado gallego Francisco Millán Mon al informe que acompaña el acuerdo de asociación y cooperación entre la Unión Europea y Tailandia, en proceso de negociación en este momento.

Galicia espera que el Ejecutivo comunitario y los estados miembros tomen nota de la votación de la Comisión de Exteriores y adopten las medidas oportunas para que el sector transformador de productos del mar de la Comunidad no se vea perjudicado por ese posible protocolo comercial con Tailandia. La apertura del mercado europeo a las conservas tailandesas libres de aranceles sería un duro golpe para las empresas gallegas pues Tailandia es el primer productor mundial y su principal competidor.

El Ejecutivo gallego recuerda que los productores de países asiáticos como este no cumplen los estándares ambientales, laborales y higiénico-sanitarios que se exigen en Europa, por lo que el acceso libre de sus conservas al mercado comunitario supondría una desventaja competitiva para las empresas gallegas.

Por eso, la Comunidad defiende la necesidad de que existan las mismas reglas de juego para todos y rechaza un acuerdo de libre comercio que causaría un daño irreversible a la industria transformadora de productos del mar. En esta línea, Galicia apuesta por la exclusión del atún del acuerdo de libre comercio y el establecimiento de normas sólidas y equitativas que garanticen la igualdad de condiciones en el resto de productos pesqueros.

Ante esta situación, la Xunta pedirá al Gobierno central que interceda ante Bruselas y defienda un sector que es referente en el conjunto de la Unión Europea, con estándares de calidad muy elevados, innovador y competitivo, tractor de la economía de muchas localidades costeras de Galicia, generador de empleo, llave para garantizar la soberanía alimentaria europea y resiliente, como demostró en los momentos más duros de la pandemia por la covid-19.