Andrés Amor, Carlos Borboa, Laura Santander, Sandra Fernández, Jesús Díez, René Rentería y Luis Váldez conformar el grupo de profesionales del sector que recorren esta semana bodegas de distintas subzonas para conocer in situ el trabajo que se desarrolla en la Denominación de Origen Rías Baixas.

“Los vinos están siendo toda una sorpresa para nosotros. Hemos comprobado que el Albariño Rías Baixas puede envejecer bien”, asegura Andrés Amor. El sumiller profesional destacó también que, al coincidir su visita con la recta final de la vendimia, “hemos podido probar la añada 2018 directamente del tanque y conocer propuestas nuevas para nosotros como los Rías Baixas barrica o sobre lías. Son maravillosas sorpresas”, afirma. 

Entre los aspectos más sorprendentes, Andrés Amor destaca “la versatilidad de los Rías Baixas. Veníamos con la idea de eran unos vinos muy correctos, fáciles de beber, frescos y jóvenes. Ahora vemos que hay muchas más opciones y que estamos ante de una Denominación de Origen joven, pero que evolución, a nivel de introducir la tecnología, de entender el terroir… Algo que hace que esta D.O. siga creciendo”, explica Amor.

“Nos ha parecido muy interesante todo lo que rodea a la producción de estos vinos: desde la historia de sus bodegas, hasta el emparrado que para nosotros no es algo común. Nos hemos dado cuenta de que la D.O. Rías Baixas no sólo es vino, sino todo lo que lo rodea y junto a una gran gastronomía”, concluye el sumiller mexicano.

Sexto destino exterior

Esta misión inversa se encuadra dentro del Plan de Promoción que el Consejo Regulador desarrolla en México. “Este país resulta de gran interés ya que supone el sexto destino de las exportaciones de los vinos de Rías Baixas”, indica la responsable del Departamento de Marketing, Eva Mínguez.

No en vano, el pasado año se exportaron un total de 219.815 litros de vino por valor de 1,3 millones de euros. “Se trata de un mercado muy interesante y con posibilidades de ampliación”, indica Mínguez.